lunes, 9 de julio de 2007

Mi madre logia, Rudyard Kipling

Mi madre Logia

Rudyard Kipling

Cundle, el Subteniente
Beasle, Ferroviario, y Achaw, el Intendente
Delfín, el Inspector, y Blacke nuestro
buen Primer Vigilante, por dos veces Maestro
en la calle conversan con Edulgee, delante
de su tienda. Allí afuera, en el mundo profano,
dicen ceremoniosos. “Señor” o “Mi Teniente”
y dentro, solamente:
“HERMANO MÍO”, hermano
sin gestos de obediencia o de poder…
tras la puerta cerrada
de la estancia en que se unen el templo y el taller
todo lo han nivelado la escuadra y la plomada
rangos y vanidades han quedado fuera.
Al orden de Aprendiz… Llamamos y Adelante
Y entramos en logia… La Logia en que yo era
Segundo Vigilante.
Hombres allí de todas las Razas se han unido
Bajo el nombre de hermanos.
Con Bela, el Contador, yo he conocido
a nuestro Jud Saúl que en Aden fue nacido.
A Din Mohamed, el que levanta planos,
para las oficinas del Servicio Agronómico
y en triple abrazo Fraternal, en fin,
comulgan el sirio Amir Singh
y Castro (un ex Católico).
Pequeño el templo y pobre,
una estancia desnuda
en una casa vieja abierta sobre
la calle antigua, solitaria y muda.
Bajo el altar dos bancos y Adelante
---Simbolizando el Ara de Granito---
una trunca columna de madera…
Para cumplir estrictamente el Rito
teníamos bastante
y yo en la Logia era Segundo Vigilante
El Cuadro se reunía en tenida mensual
y, a veces, en banquete fraternal
cuando se solía
hablar de nuestra Patria,
de Dios… mas cada cual,
opinaba de Dios según lo comprendía.
Hablaban todos, pero nadie había
que rompiese los lazos fraternales
hasta oír que los pájaros, dejando sus nidales,
cantaban a la Luz de un nuevo día
que llevaba la escarcha en los cristales.
Tornábamos a casa conmovidos
y, cuando el sol en Oriente asoma,
nos íbamos quedando adormecidos
pensando en Shiva, en Cristo y en Mahoma.
Cuánto, cuánto daría
por llevar a otras Logias extrañas
el fraterno saludo de la mía.
Fui desde las montañas
a Singapur guiado por la estrella fraterna
que dentro de mí llevo
cuánto, cuánto daría
por hallarme de nuevo
entre las dos columnas de mi Logia Materna,
diera cuanto he tenido
por poderme encontrar nuevamente delante
de la puerta de aquella Logia
donde he sido Segundo Vigilante.
Recordando a mi Logia siento ganas
de volver a estrechar fuertemente la mano
de mis hermanos blancos y de aquel otro hermano
de color, que llegaba de tierras africanas.
Poder entrar de nuevo al Templo pobre
de mi Logia Materna, a la estancia desnuda
de aquella casa vieja, abierta sobre
la calle antigua, solitaria y muda;
oír al Guardatemplo adormecido
anunciar mi llegada y mirarme delante
de aquel Venerable, del que he sido
Segundo Vigilante.
Allá afuera, en la calle, en el mundo profano,
todos eran “Señor” o “Mi Teniente”
y dentro solamente
“HERMANO MÍO”, hermano
sin gestos de obediencia y de poder.
Tras la puerta cerrada
en que unen el Templo y el Taller
todo lo ha nivelado la escuadra y la plomada
Al orden de Aprendiz… Llamamos y Adelante…
y entramos en logia… La Logia en que yo era
segundo vigilante.

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